10 de abril de 2012

INTELIGENCIA DIGESTIVA



Todos en alguna ocasión hemos sentido esa conexión entre nuestro estado de ánimo y nuestro estómago: el famoso “nudo en el estómago”. Esa reacción física de nuestro cuerpo nos alerta de que algo no va bien. La somatización de las emociones a través del sistema digestivo es el campo de estudio de la neurogastroenterología divulgada gracias a las investigaciones y estudios de Michael Gershon, director del Departamento de Anatomía y Biología Celular de la Universidad de Columbia (EEUU).
inteligencia digestiva
Gráfica imagen del "nudo" en el estómago.

El profesor Gershon descubrió no sólo que nuestro abdomen alberga una extensa red de células nerviosas (el intestino delgado cuenta con más de cien millones de neuronas) sino queesas células son idénticas a las del cerebro y liberan exactamente los mismos neurotransmisores hormonas y moléculas químicas que aquél. De hecho, el 90% de la serotonina (una de las hormonas del bienestar) se produce y se almacena en el intestino, órgano que además tiene la capacidad de fabricar sustancias relajantes como las benzodiacepinas (principales componentes de los fármacos ansiolíticos). De ahí que se hable de que existe un segundo cerebro: el cerebro intestinal. Otro de los importantes hallazgos del profesor Geshon radica en el hecho de que la conexión entre el cerebro de la “mente” y el cerebro intestinal va en dos direcciones: nuestro estado de ánimo repercute en nuestro sistema digestivo y viceversa. La gastroenterología está ayudando a entender el origen de trastornos como el Síndrome del Colon Irritable (SCI), el reflujo gástrico, la úlcera o el estreñimiento crónico, que son considerados “alertas emocionales”.  La Dra. Irina Matveikova (autora del libro “Inteligencia Digestiva”) afirma que en general las personas con SCI suelen ser hiperactivas, nerviosas, con tendencia a lasfobias y con problemas de autoestima, pero aún no se conoce cómo tiene lugar el proceso: si es la personalidad lo que provoca el trastorno o si es el trastorno el que condiciona la personalidad.
Ya en el siglo IV a.C Hipócrates recomendaba “que tu alimento sea tu medicina y tu medicina tu alimento”. Realmente, somos lo que comemos. Para los gastroenterólogos, la clave está en cuidar lo que comemos y en escuchar a nuestro estómago. Debemos procurar nutrirnos con alimentos que estimulen la producción de hormonas del bienestar (como el chocolate) y que sean prebióticos (frutos secos, legumbres, ajo, cebolla) y probióticos (yogures, cuajada, kéfir, queso fresco..). Para favorecer la liberación de sustancias relajantes (como las benzodiacepinas) es muy útil darse suaves masajes en la tripa y realizar 30 minutos diarios de ejercicios abdominales, de respiración, yoga, pilates, taichí…

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